Tarjeta de negocios: ¿cómo facturar y calcular la facturación de mi empresa?

El uso del crédito empresarial y la facturación en una empresa tienen una relación directa para cuando se quiere interpretar la salud financiera de la misma y proyectar su crecimiento.

No en vano, tarjetas de negocios o corporativas de primer nivel, como las ofrecidas por empresas líderes como American Express se han convertido en un aliado financiero importante para las empresas que quieren optimizar sus gastos, aumentar la seguridad y practicidad de sus pagos y ser financieramente más inteligentes en general. Por eso, si alguien tramita en línea la Tarjeta American Express® para Negocios está adquiriendo un producto que influirá en el crédito empresarial, pero también en la facturación de la empresa.

¿Cómo facturar influye en las tarjetas de crédito corporativas?

Si bien las tarjetas corporativas no son esencialmente un préstamo hasta que no se utilizan de esa manera, saber correctamente cómo facturar, cómo calcular la facturación y cómo todo eso tiene que ver con el crédito permitirá tener una empresa más sólida desde lo financiero para el mediano y largo plazo.

Por tanto, cómo facturar y calcular la facturación de la empresa en el contexto de las tarjetas de crédito corporativas tiene mucha importancia:

• Control y transparencia financiera: tener una visión clara y precisa de todos los gastos realizados por la empresa, en consumos, compra de materiales y demás, así como también sus ingresos, permitirá tener un panorama claro acerca de los ingresos y egresos. Si muchos de esos se han realizado con tarjetas corporativas, se podrán identificar patrones de consumo, detectar gastos inusuales y gracias a eso se podrán tomar decisiones financieras informadas para el futuro cercano.
• Evitar acumulación de intereses: las tasas de interés de las tarjetas corporativas suelen ser muy competitivas, sobre todo emitidas por empresas como American Express. Sin embargo, tener una gestión correcta sobre la facturación ayudará a determinar formas de pago para evitar la acumulación de intereses, lo cual a largo plazo puede mermar el crecimiento financiero de cualquier negocio.
• Optimización de gastos: desde luego, lo fundamental al saber no solamente cómo facturar, sino directamente proceder a analizar los datos de facturación, es que se pueden identificar áreas de mejora para reducir costes sin que se pierda eficiencia operativa o productividad general.

Consejos para mejorar la facturación y el control de gastos asociados

Lo que no se mide no se puede mejorar. Las tarjetas de negocios o tarjetas de crédito empresariales son un gran instrumento para las empresas porque les permiten tener certeza sobre todos los gastos realizados. Más aún si cuentan con una entidad financiera de calidad que les respalde, ya que eso añade funcionalidades o ventajas adicionales como plataformas para el análisis de transacciones y para optimizar todo tipo de operaciones al respecto.

Por lo tanto, la medición es el proceso relevante para mejorar no solamente la facturación, sino todo el control de gastos dentro de una empresa. Y aunque en efectivo o por otras formas de pago pueda ser difícil, con las tarjetas de negocio esto ocurre tranquilamente de forma automática.

Siempre se puede mejorar. Las tarjetas de crédito empresariales suelen tener un límite de financiación que dependerá de la salud financiera de las empresas. Pero eso no quiere decir que ese sea el límite que se deba asignar en proporción a cada uno de los empleados a los que se brinde un instrumento financiero de este tipo.

Por el contrario, siempre se deben calcular todos los costes asociados a su trabajo, a los gastos periódicos que deben realizarse y todas las variables en la operativa de las empresas que puedan existir. A partir de allí, siempre se pueden mejorar los indicadores para gastar menos sin sacrificar calidad en todos los procesos.

Así como las tarjetas de negocios son una excelente herramienta para protección de pagos, prevención de fraudes y ganancia de certeza en la administración, pueden ser una herramienta peligrosa si no se utilizan con base en una facturación o a una salud financiera adecuadas.